viernes, 1 de junio de 2012

LA COMARCA GEOLÓGICA DE LAS LORAS Y EL PÁRAMO DE LA LORA.

          Coculina forma parte de la Comarca Geológica de Las Loras que se encuentra en el sector más meridional de la Cordillera Cantábrica entre las Provincias de Burgos y Palencia. Geológicamente hablando, Las Loras son una forma singular de relieve invertido, en lo que hoy vemos como lo más alto, en su día fueron los fondos de los valles. 
Delimitación de la Comarca Geológica de Las Loras
           Por su situación  tiene un clima de transición entre el clima mediterráneo y el atlántico. Los suelos predominantes son los calizos, que al ser erosionados por el agua producen procesos cársticos de disolución de la roca dando lugares de alto interés paisajístico.

          No debe confundirse la Comarca Geológica de las Loras, la cual podemos enmarcar atendiendo a criterios geomorfológicos entre los ríos Úrbel y Pisuerga (marcan sus límites por el este y el oeste) y al norte por la denominada falla de Montorio o Ubierna, con los Páramos de La Lora que esta al norte de esta falla. Tampoco debemos confundirnos con lo que a veces se denomina, por cuestiones más turísticas que geológicas, la Comarca de Sedano y Las Loras ya que esta incluye los Valles de Sedano, el Páramo de La Lora y parte de la Comarca Geológica de Las Loras, pero no en su totalidad.
Vista aérea donde se diferencia Las Loras del Páramo de La Lora
          Tanto Las Loras como la Paramera de La Lora tienen un paisaje similar pero existen diferencias geológicas que hacen necesario separar ambas áreas. En Las Loras la altitud máxima la marca la Peña Amaya con 1.362 mts teniendo el resto de cimas en torno a los 1.200 mts, mientras que la Paramera de la Lora se encuentra a 1.000-1.100 mts.

         Hidráulicamente, el avenamiento se organiza hacia dos cuencas hidrográficas distintas, vertiendo sus aguas Las Loras al Duero, mientras que el Páramo de La Lora lo hace al Ebro.

          En la Comarca de Las Loras los elementos culminantes del relieve se perciben como impresionantes relieves marcados por su desnivel y separados por valles. Sin embargo, en este paisaje, las cimas planas son en realidad un relieve plegado inverso, que ha convertido en cumbres las charnelas sinclinales.  

           La gran unidad de la Paramera de la Lora se corresponde con un sinclinal de grandes dimensiones y suaves desniveles, que la intensa erosión ha dejado también en resalte.

          Por lo tanto tenemos en Las Loras una profusión de sinclinales colgados (loras) y valles intercalados (combes) que da lugar a un paisaje quebrado, lleno de matices. Mientras que en La Paramera, se muestra un paisaje más monótono pero que queda roto por los contrastes sorprendentes y hermosos que han producido la erosión y el encajonamiento de los ríos Ebro y del Rudrón (y otros de menos caudal como el Moradillo y el San Antón, que  han contribuido al desmantelamiento de la paramera, encajándose y labrando sus valles en ella).

           La naturaleza es tan privilegiada en la Comarca de Las Loras y de la Paramera de la Lora como hostil a la secular ocupación humana. La rotundidad y protagonismo de las formas de relieve imprime carácter al territorio, dominado por los elementos naturales, que destacan como hitos de referencia indiscutible en el paisaje. Así es, a pesar de la temprana presencia humana en estas tierras, como lo atestiguan los numerosos dólmenes, castros y otros vestigios arqueológicos desperdigados en el territorio. Frente a una naturaleza poco generosa, los habitantes de estas tierras han tenido que amoldarse a un espacio con una trama física de imponente belleza morfológica pero repleto de inconvenientes en lo que respecta a su articulación y aprovechamiento. En efecto, las huellas de la acción humana son visualmente poco destacadas. Apenas un mero retoque en el paisaje.

Imágenes de la Comarca de Las Loras


Imágenes del Páramo de La Lora y su entorno

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